Un punto central de la presentación del CEO fueron los niveles de inversión. Se anunció la expectativa de invertir 38.500 millones de dólares para todo el plan. Se distribuirían así: 3500 millones este año, y el resto, a razón de 7000 millones anuales, entre el 2013 y el 2017. ¿De dónde saldrán los fondos? Una parte tendrá su origen en las ganancias de la petrolera, que el año pasado obtuvo utilidades por 1200 millones de dólares que no pudieron girar al exterior. “Reinvertir las ganancias ya implica romper con la lógica que tuvo Repsol todos estos años, que distribuía casi todo entre sus accionistas", le dijo a Miradas al Sur Ignacio Sabbatella, becario del Conicet y del Instituto Gino Germani. Más allá del cambio de lógica, la cifra de las utilidades está lejos de los 3500 millones que Galuccio propuso para el ejercicio 2012. Este medio intentó hablar con algunos de los miembros del nuevo directorio de YPF sobre la cuestión del financiamiento.
Todos señalaron que por ahora no harían declaraciones porque están recién asumiendo sus funciones.
Ante este hermetismo comprensible, un modo de tener una aproximación a la forma en que se financian las grandes petroleras es observar otros ejemplos. Uno interesante es el de Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa), una de las compañías más grandes del mundo, estatal, y en un país que no es simpático a los ojos del poder financiero internacional. Si se miran los movimientos de los últimos meses, se encuentra que Pdvsa emitió en el primer trimestre de este año un bono por 3000 millones de dólares que colocó en el banco central venezolano. Otro dato es el acuerdo alcanzado con China. El año pasado, el banco de desarrollo del país asiático se comprometió a un préstamo de 4000 millones de dólares para explorar la franja del Orinoco, donde se cree que está la reserva de crudo más grande del planeta. En esa área, Pdvsa está asociada con empresas chinas para la explotación. Estos datos sirven para ilustrar la diversidad de opciones que también tendrá la Argentina, y el lugar que ocupan las alianzas geopolíticas a la hora del financiamiento.
Galluccio también anunció que una parte importante de las inversiones irá destinada a la exploración de nuevas áreas. “Este punto también implica un cambio de lógica, ya que Repsol se había sentado sobre los descubrimientos que ya existían”, remarcó Sabbatella.
Hay algunas cifras sobre lo que señaló el investigador. En el año 2000, cuando Repsol llevaba más de dos años con el control de YPF, los pozos de exploración de esa empresa fueron 17; en el 2001 habían caído a 13, y en el 2002 a 11. La curva siguió cayendo y tuvo su peor momento en el 2009, cuando la empresa tuvo sólo 4 pozos de exploración. Luego, en 2010, mejoró levemente, con 8 pozos. Con estos antecedentes, los niveles de exploración que propuso Galluccio implica un giro copernicano. El CEO señaló que la compañía se propone tener 50 pozos anuales, cinco veces más que el promedio de la gestión Repsol.
Hay un dato político que Sabbatella remarcó como otra señal del nuevo rumbo, la presencia entre los 16 directores de la compañía de tres economistas que podríamos enmarcar en el amplio espectro del desarrollismo nacional-popular. Son el viceministro de Economía Axel Kicillof, el investigador de Flacso Eduardo Basualdo, y Héctor Valle, de Fide, la fundación de la que también viene Mercedes Marcó del Pont.
No convencional. El plan quinquenal contempla el comienzo de una nueva etapa en la producción de hidrocarburos en el país, "la era no convencional". Galuccio repitió esta semana una frase que ha mencionado varias veces desde que asumió la conducción de la petrolera: "Argentina puede ser líder en hidrocarburos no convencionales en América Latina”. La afirmación se basa en datos concretos, ya que diferentes estudios, uno de ellos realizado por el Departamento de Energía de Estados Unidos, señalan que el área de Vaca Muerta, en Neuquén, es la tercer reserva de shale gas del mundo. En este sentido, el CEO anunció una inversión de 1200 millones de dólares en 2013 para comenzar a explorar esa zona.
“Para que los recursos no convencionales tengan algún peso en la ecuación hidrocarburífera van a pasar varios años”, le dijo a este semanario la investigadora de la UBA Mariana Matranga, que trabajó para empresas petroleras en países como Canadá y Noruega. La especialista explicó cómo sería el proceso. "La primer etapa es ver dónde perforar y qué perforar. El tema es complejo porque cada reservorio tiene rasgos distintos. Hay una tecnología general que se usa, pero luego, lo que funciona en los yacimientos no convencionales de Estados Unidos es diferente de lo que se usa en Canadá. Cada zona tiene características propias. Es un trabajo muy costoso hasta que se perfecciona la técnica específica para que en un área se pueda perforar, fracturar, y lograr un pozo productivo".
El plan quinquenal también apunta a rejuvenecer yacimientos que están maduros. "Es lógico apostar a eso-señaló Matranga-. Justamente porque los no convencionales llevarán su tiempo. Para compararlo con algo cotidiano, es como arreglar lo mejor posible un auto usado hasta que te puedas comprar uno nuevo”.
Toda esta estrategia demandará insumos y mano de obra. Galuccio señaló en su presentación que calculaba que alrededor de la petrolera se crearían unos 10 mil nuevos puestos de trabajo. En ese marco hay que interpretar la reunión que a mediados del mes pasado tuvieron el CEO y el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. Al finalizar ese encuentro, Galuccio resaltó su interés de "participar en la ejecución y diseño de acciones para promover carreras y especializaciones tecnológicas en materia de energía, que permitan a más argentinos tener una salida laboral ante la creciente demanda que existe”. Este rasgo del nuevo rumbo de YPF fue remarcado por Sabattella. "Repsol contraba mucho en el exterior –señaló–. Tenía proveedores internacionales. El acuerdo actual con Ciencia y Tecnología sirve para desarrollar profesionales argentinos que serán necesarios. Lo mismo pasa con el sector industrial que produce insumos para la actividad petrolera."
Exportación y debate. Hubo un punto de la presentación del martes pasado que los especialistas que hablaron con Miradas al Sur cuestionaron, parcialmente. El CEO de YPF remarcó que Argentina, en el mediano plazo, podrá dejar de importar combustibles y tendrá capacidad de volver a exportarlos.
"Me parece que la cuestión de la exportación es algo para debatir, más allá de que falte mucho para que el país vuelva a tener saldos para eso –remarcó Sabbatella–. No debemos olvidarnos que se trata de recursos no renovables. No podemos liquidarlos en menos años por el afán de aumentar la exportación. Es cierto que, por un lado, vender afuera ayudaría a sostener el superávit comercial, pero, por otro, agota un recurso que no vuelve."
La visión de Matranga fue similar. "La perspectiva de exportación puede ser múltiple, ya que también se exporta conocimiento, insumos, tecnología. Me parece que vender afuera un recurso no renovable merece un debate amplio. De todos modos, primero hay que lograr el autoabastecimiento."
Al respecto, la investigadora de la UBA puso el acento sobre un tema al que le da particular importancia, la diversificación de la matriz energética y la necesidad de utilizar mucho más las energías renovables. "En el larguísimo plazo, lo único que garantiza el autoabastecimiento es apostar a los recursos renovables, porque el consumo seguirá aumentando y la población también. Argentina tiene una dependencia muy grande de los combustibles fósiles. El 65 por ciento de la electricidad que usamos se genera con centrales térmicas y casi el 100% del transporte utiliza combustible. Si tuviéramos cuatro o cinco fuentes de diversas-atómica, eólica, hídrica-y cada una con una magnitud similar, no dependeríamos tanto de un solo recurso”. “Hay mucha energía renovable en el país que no se está usando.”
El debate planteado por Matranga tiene una dimensión cultural, ya que es inexorable la tensión entre el aumento de la capacidad de consumo de la población, necesaria para que crezca la economía, y el derroche de energía. “Es una discusión entre cómo se vive y qué cantidad de energía se consume. La posibilidad del autoabastecimiento también tiene que ver con esa cuestión”, dijo la especialista. Y puso un ejemplo cotidiano: “Si alguien usa un auto para ir hasta la panadería que está a dos cuadras de su casa, no se puede culpar al auto de la contaminación”.
Este último punto planteado por la investigadora dimensiona la cantidad de factores que están detrás del tema energético. Pone sobre la mesa que la cuestión también depende, nada más y nada menos, que del estilo de vida. Todo un tema para debatir.
(*) Gran nota extraída de Miradas al Sur
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