martes, 12 de junio de 2012

Odiar a Cristina Kirchner



 "Psicópata, guanaca, víbora, harpía, yegua, mentirosa, miope, pedazo de tarada, cerrada, negligente, vos, tu hijo, la prole y todos los que te siguen". Genial. De esa manera describe un joven cacerorelo a la Presidenta Cristina Kirchner el jueves pasado en la Plaza de Mayo. Ese muchacho de menos de 30 años es la fiel representación del odio de cierto sector de la Argentina para con nuestra compañera Presidenta y el oficialismo en todo su conjunto.

Hagamos un ejercicio. Levanten la manos todos los que vieron o leyeron crónicas de los últimos "cacerolazos". ¿Alguien recuerda por qué protestaban? Recolecte lo siguiente yo: "La odio"; "Los odio"; "Se tienen que ir todo"; "Lanata, Lanata, Lanata"; "No puede ser que hagan esto con el dólar"; "Estamos hartos de esta dictadura"; "Boudou devolvé los billetes"; "No hay libertad de expresión"; "Son todos corruptos"; "Lanata, Lanata, Lanata"; "Nos están afixiando"; "Esto es una dictadura"; "Te odio Cristina, no te puedo ver"; "Lanata, Lanata, Lanat".

El odio es un sentimiento muy fuerte. Demasiado. El diccionario lo define como "antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea". Gente. Muchas cosas pasaron en este país para que le deseemos mal a una persona. ¿O se olvidan de los ´70? ¿O se olvidan del 2001? ¿O se olvidan del 54% de hace menos de un año? La derecha más reaccionaria reclama atrás de las cacerolas que supieron ser el símbolo de una época de agobiamiento que estalló en diciembre de 2001.

Pero si nos ponemos a buscar en lo profundo, en las palabras, en los "argumentos" de un buen sector de personas de la sociedad argentina por qué no están de acuerdo con la Presidenta, simplemente esgrimen: "La odio".

"El amor es más fuerte que el odio". Es una frase que siempre dice Cristina. Me compré una remera que decía eso el otro día. Las pasiones se expresan de formas raras por estos tiempos. Prefiero mil veces hablar de amor en estos tiempos que odiar. Eso lo dejamos para aquellos que simplemente desperdician su vida pensando en cosas que no llegan a ningún lugar.

El campo nacional y popular no puede permitir que estas cosas pasen. Somos un movimiento que cruza todo sentimiento argentino. El amor es uno de esos ejes. Hay que pensar por qué generamos estas pasiones. Hay que pensar por qué algún sector de la sociedad esta descontento. Después de analizar eso veremos, que en el fondo, vamos por un buen camiono.

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