martes, 22 de mayo de 2012

Interpretar el presente


Hay un problema que tiene que ver con todos. Muchas veces miramos y juzgamos un acontecimiento, un momento de la historia, sin pensar en el país, en la sociedad hace unos años atrás. La crítica es fácil. Es sencilla. Es lo que mejor nos sale. Pero la construcción cotidiana a partir de la interpretación del presente es un ejercicio que requiere más que palabras en vano y tiradas al azar. Necesitamos de una especie de brújula que nos oriente sobre cómo mirar las cosas de otra manera.

Caso I: el viaje a Angola. Los medios hegemónicos y gran parte de la comunidad opulenta de nuestro país lo primero que dijeron fue: "¡¿Angola?!". Despreciar y desvalorar a un país de África nos viene por default. Como en realidad nosotros somos el segundo mundo luego de Europa y EE.UU., ellos son la escoria mundial. Que pensamiento idiota. Pero seguro que se plasmó en muchas cabezas. Los medios de la oposición directamente lo decían. ¿O acaso no escucharon a Lanata criticar la misión comercial a ese país?

Después de que averiguaron un poco más donde quedaba Angola. Claro, hay gente que de geografía no entiende nada. Pusieron en la WikiPedia de que se trataba y habla de un gobierno que permanece en el poder hace años y al que se le acusa de violaciones a DDHH. Ok. Entonces salgamos a pegarle al Gobierno que pregona por ello por hacer negocios con ese país. Bueno. Con ese pensamiento tampoco podríamos hacer comercio con los Estados Unidos, con China, con España, con el Reino Unido y con muchos países más. Pero no. Eso sería ir contra el establishment.

Interpretación del viaje: Angola es uno de los países africanos más pujantes de los últimos 10 años. Su crecimiento es exponencial. Argentina cuenta con gran producción para abastecer a este país. Visión estratégica se llama muchachos.

Caso II: el conflicto del subte. Los medios hegemónicos y gran parte de la comunidad porteña (porque es un caso estrictamente porteño) NO culpan al verdadero responsable de que haya paros: el gobierno de Mauricio Macri. ¿Cómo? ¿Macri? Si, Macri. El jefe porteño no quizo participar de las negociaciones de la semana pasada y los usuarios se comieron 36 horas de paro. Caos. Ah, pero Macri salió a hablar no ¿? No. Las cosas que son problemáticas se las deja a su equipo, o lo que él llama ministros.

Hoy, conocida la noticia de que se llegó luego de una extensa negociación a un acuerdo, ninguno de los medios de la oposición hacen referencia a la necesidad de las partes para que se siente el gobierno porteño en la mesa a discutir. ¿Por qué lo debían hacer? Porque a principio de año se firmó un acta acuerdo para el traspaso del sistema de subtes. Incluso Clarín, tituló en una de sus notas: "Presión política sobre Macri, por encima de la discusión salarial". Pobre Macri, pobre. Dejate de joder muchacho, trabajá, diría Aníbal Fernández.

Interpretación "gorila" del conflicto: todos los problemas que agobian a la sociedad son parte de la tirana Cristina Kirchner. Pobre de Macri, pobre de todos los gobernadores y legisladores que quieren hacer un país mejor para todos.

Interpretar es un ejercicio sano. Requiere el pensamiento. Algo que debemos acostumbrar día a día para que una noticia no sea solo un envase cerrado que compramos y consumimos, sino algo más que pueda ser parte de la construcción de una patria más justa y solidaria.

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