viernes, 26 de octubre de 2012

Néstor, tu legado es nuestra razón


"Vengo a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación; vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la Justicia; vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Les vengo a proponer que recordemos los sueños de nuestros patriotas fundadores y de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros, de nuestra generación que puso todo y dejó todo pensando en un país de iguales. Pero sé y estoy convencido de que en esta simbiosis histórica vamos a encontrar el país que nos merecemos los argentinos. Vengo a proponerles un sueño: quiero una Argentina unida, quiero una Argentina normal, quiero que seamos un país serio, pero, además, quiero un país más justo. Anhelo que por estos caminos se levante a la faz de la Tierra una nueva y gloriosa Nación: la nuestra"

"Vengo a proponerles un sueño", un tipo que me habla de sueños, de anhelos, de proyectos, de ideas. Néstor logró en poco tiempo dar vuelta la cabeza de millones de jóvenes que estábamos dormidos. Me reconozco en uno de esos. Pienso en el 2003. Pienso en ese día. Lo ví por tevé. Ví una fiesta popular por el inicio de un nuevo mandato después de tantas tristezas en este país. Recuerdo como, también, varios medios hegemónicos le quisieron marcar la cancha.



Para mí, hasta esos momentos, todo lo que tenía que ver con política era una mierda. Ponele. Mierda. Y a pesar de los lugares que me tocó transitar como profesional siempre encontré en ese gran espacio que se llama kirchernismo un lugar de contención de ideas, de modelos. No sé, a mí me pone orgulloso como Néstor se plantó ante el mundo y dijo: "Yo hago la mía papá". Y lo hizo. O como le dije a Bush en la cara: "El Alca acá, no". O como le devolvió la dignidad a millones de argentinos creando puestos de trabajo. No sé, me pone orgulloso estar de acuerdo con un modelo que dio tantas posibilidades a tantas personas. A mí, si me pongo a pensar, el modelo (ese señor de traje y corbata que nos imaginamos) nunca me dio trabajo. Si me dio oportunidades derivadas de una economía que creció, de un sector empresarial que volvió a apostar por el país, de gente que quería sumar y no restar.

Recuerdo esa mañana de octubre del 2010. Era el censo nacional, ese mismo que los medios opositores decían que iba a ser una trampa de la inseguridad (sí, eso decían). Vivía en Capital, en Almagro. Bajé temprano porque la censista pasó temprano por casa. Y de repente me suena el celular. Mi compañera (aunque a ella no le guste ese mote). Le corté, obvio, sabía que estaba abajo respondiendo las preguntas del censo. Y de repente, otra vez. Atendí con infulas de putearla, claramente. Pero su voz, la tenga grabada: "Boludo, se murió Néstor".

En ese momentro trabajaba para la corpo. No se imaginan lo que era trabajar para la corpo esos días donde veían con la servilleta puesta y el plato por servir el aparente "fin del kirchnerismo". Pero no por eso dejé de ir a la Plaza durante la madrugada y al otro día. Lloré frente a la tevé cuando veía como millones de jóvenes despedían bajo la lluvia el cortejo que lo llevó a Santa Cruz. 



El legado de Néstor no es sólo político, sino también que es de amores, pasiones, orgullos, esperanzas y sinsabores de la vida. Entender eso, es entender al kirchnerismo, ese movimiento emancipador que con sus aciertos y errores, nos pintó una sonrisa y las ganas de seguir adelante. Ese legado, es nuestra razón.

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