Enceguece, perturba y molesta. No nos deja pensar con
claridad. Distorsiona todo tipo de realidad y a menudo, pinta increíblemente lo
bueno en malo, lo alegre en tristeza, lo esperanzador en oscuro callejón.
No se entiende, por tal caso, como puede ser que a menudo el
odio llene tantos corazones que suelen tener voz pública en nuestra sociedad.
Periodistas, intelectuales (¿?), políticos. Todo tipo de
personas que se llenan la boca despreciando todo lo que venga con el sello del
Estado Nacional.
¿Tan mal ven todo? ¿Tanto desprecio tienen por esta forma de
hacer política? ¿Les cuesta tanto dar el brazo a torcer? ¿No pueden reconocer
que su fracaso está en el éxito del otro?
Leer es una buena práctica. Y leer al enemigo, mucho mejor. Sólo
así se puede entrar en la cabeza de las personas que no piensan igual que uno. La
prensa, la mayoría de las veces, da cuenta de ello. “Lo malo de los feriados”, “Unterrible error de juventud”, “Dejemos en paz a esos isleños”. ¡Ay! Tantos títulos.
Tantas palabras. Tanta cosa rara.
En fin. Me remito a nuestra Presidenta. “El amor es másfuerte que el odio”. ¿Que más decir después de la frase de la más grande de
todas?
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