sábado, 18 de febrero de 2012

No es tiempo para débiles



¿Por qué? ¿Por qué esa excesiva demostración de lo que te gusta? ¿Por qué tanta polarización de cada charla? ¿Por qué sos así? ¿Por qué?

Chicos. Chicas. ¿Por qué no? ¿Qué les molesta? Acaso no se puede decir a viva voz que uno ama tal o cual cosa. Que siente pasión por lo que hace o lo que está estudiando. Que quiere con ansias llegar a un objetivo. Y si es así, por que no poder expresar lo que uno ideológicamente tiene como bandera. ¿Esta mal?

El 2003 me encontraba recién empezando la Facultad. Agnóstico de todo tipo de mandato político. Vi como un flaquito levantó de a poco una bandera enorme: la Argentina. Me sedujo con sus acciones y no con sus palabras. Si algo se le podía reprochar al Flaco es que no hablaba muy bien. Pero que lo que decía, lo hacía. Después, ella siguió su mandato y la gente la eligió una y otra vez.

Si la historia habla por sí sola. Si los números demuestran lo que un país quiere para su futuro. ¿Por qué no poder expresar lo que uno siente?

Hace mucho tiempo no estamos para ser débiles. Si lo somos, el poder económico y de los medios de comunicación nos voltearían rápidamente. No me voy a parar en un lugar de crítica solo por ser progresista y decir "me gusta pero...", eso lo hacemos para adentro. Para afuera salimos a la defensa de nuestro equipo, de los Moreno, los De Vido, los Boudou, los que menos nos gusten son los mejores exponentes del modelo. Porque así se lo banca al modelo. Con cada acción. Con cada palabra. La fortaleza de este increíble movimiento es la gente que cree en él. Se llame PJ, La Cámpora, el sindicalismo, los movimientos sociales o los partidos independientes.

¿Por qué me voy a callar que soy kirchnerista? ¿Acaso es un error? La vida política de este siglo XXI me invitó a sumarme otra vez a la discusión. Yo no me la voy a perder. Y menos a salir a criticar lo que al país le ha resultado tan bien.

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